Buenas noches, amigos: Muchas veces sacamos conclusiones apresuradas sin conocer todos los hechos. Esto me recuerda una historia muy graciosa sobre tres religiosos que eran muy amigos entre sí y ávidos golfistas: un cura, un ministro y un rabino. Un día, en una cancha de golf nueva, les tocó jugar detrás de un grupo que avanzaba muy lentamente. Tan lento iba este grupo, que los tres religiosos perdieron la paciencia y comenzaron a gritarles para que avanzaran más rápido hasta que al final los empezaron a insultar con todo tipo de palabrotas. Pero nada cambiaba. El grupo seguía avanzando lo más lentamente posible. Alrededor de siete horas después, terminaron el partido. Entonces, entran al club house y se cruzan con el administrador, quien les pregunta cortésmente: “¿Disfrutaron del partido y nuestra cancha de golf?”. Le contestan que sí, por supuesto, que la cancha era excelente, pero que les tocó jugar detrás de los golfistas más lentos del mundo. El gerente se golpea la frente con la mano y les explica: “Les pido disculpas. Me olvidé de decirles que en el grupo que iba delante eran todos ciegos”. “Qué terrible”, dice el ministro, “En mi próximo sermón, voy a hablarle a mi congregación sobre sacar conclusiones apresuradas y les contaré acerca de mi propia torpeza”. Refunfuñando, el cura dice entre dientes: “¡Qué horror lo que hice! Voy a rezar 50 Ave Marías y rogar por mi perdón”. Por último, el rabino grita: “¡Qué se vayan al Diablo, deberían jugar de noche!”. Qué interesante. Tres religiosos que sacan conclusiones sin considerar las necesidades de los golfistas ciegos. A la inversa, los jugadores ciegos no tuvieron ninguna consideración por los que venían atrás. Ninguno de los dos grupos demostró la empatía que obviamente se requería. Estas situaciones podrían compararse con las de los diferentes sectores que luchan por los derechos al agua y la pesca. ¡Derechos al agua! Hace mucho tiempo era la realeza la que tenía los derechos de caza y de pesca, a la gente común no se le concedían estos derechos. Recordemos la historia de Robin Hood, considerado un delincuente por haber matado ciervos y otros animales de caza pertenecientes al Rey. Creo que fue después de la Revolución Francesa que la gente reclamó esos derechos. Los países más jóvenes de América y otras partes del mundo adoptaron estos derechos y se pueden ver los resultados en naciones como los Estados Unidos y la Argentina. La ley general establece que todas las aguas, especialmente las aguas navegables, son públicas y todos podemos hacer uso de ellas. Mel Krieger ¡Maravilloso! ¿A quién se le ocurriría quejarse? Sin embargo, los problemas comenzaron cuando la pesca deportiva se convirtió en una actividad rentable. Ahora tenemos personas, comunidades, propietarios de tierras y empresarios que desarrollaron lodges de pesca y… que están luchando por sus propios intereses sobre esas aguas públicas. Ha llegado el momento, amigos, de proclamar una verdad terrible pero absoluta: todos y cada uno de estos sectores con intereses encontrados tienen una justificación y una lógica en su posición sobre las aguas argentinas. Permítanme describir brevemente algunas de estas verdades. A la comunidad local le interesa atraer a su área cuanto más dinero, trabajo y prestigio sea posible –ciertamente una posición justificada. Los lugareños y los visitantes reclaman el acceso a las aguas que legalmente son de acceso público. De nuevo, una posición justificada. Los lodges y los guías de pesca independientes que traen gente, dinero y trabajo al área y quienes, tradicionalmente, cuidan con mucho esmero las aguas y los tesoros que viven en ellas. Los propietarios de tierras y sus administradores, también excelentes guardianes de nuestras aguas, tienen derecho a los beneficios económicos que les da su acceso y, por supuesto, a toda la privacidad que necesiten. Los que practican actividades como el rafting, avistaje de aves, los amantes de la naturaleza, etc. también tienen derecho a tener un lugar en estas aguas. Existe, amigos, un factor más que debemos considerar y que, sin lugar a dudas, es el más importante de todos: los mismísimos ríos y aguas. Sin aguas puras y bien administradas, ¡NO TENEMOS NADA! Mel Krieger Considero que la supervivencia es una motivación básica de los seres humanos, de hecho, de todos los seres vivos. Entonces, una parte significativa del instinto de supervivencia es nuestro interés personal. ¡¡Todos debemos reconocerlo en nuestro interior!! Existe una sola solución que sería justa para todos, que perdurará y no generará más conflictos ni ningún tipo de revolución. Una palabra resume esta única solución posible. Esa palabra es: ¡¡COMPROMISO!! Todos tenemos que ceder un poco y tratar de comprender a los otros sectores. No me considero lo suficientemente sabio ni arrogante como para ofrecer compromisos específicos a cada uno de los sectores. Sólo puedo dar algunas sugerencias muy amplias para empezar, que espero tomen en consideración. Todos debemos contribuir a la sanidad y belleza de los ríos y lagos. Debemos mantenerlos limpios, tanto en lo que se refiere a la pureza del agua como a las riberas y costas. Debe existir un límite estricto a la cantidad de peces que se pueden matar. Debe considerarse la aplicación del concepto de pesca con devolución en muchas, si no todas, nuestras aguas. Es ideal tanto que la población de peces como la cuenca hídrica mantengan ese punto de equilibrio crítico que existe en todas las grandes zonas de pesca y que se aplique una filosofía que eleve la experiencia de pesca a un nivel superior al de ser un instinto del hombre por buscar su alimento. Las comunidades que se encuentran en las costas o cerca del agua son las que, en realidad, más salen ganando. Tanto estas comunidades como los organismos que las gobiernan deben hacer todo lo que esté a su alcance por mantener la sanidad y belleza de nuestros ríos y lagos. Deben controlar toda posible contaminación y vigilar el cumplimiento de sus normas y leyes. La educación de nuestros jóvenes en las escuelas y la población general es un requisito que nos beneficia a todos, tanto para el presente como para el futuro. Obviamente, los propietarios de tierras, los lodges de pesca, los guías y todos aquellos que ganan dinero gracias a las aguas también deben luchar para mantener estos valiosos recursos. Deben ayudar a controlar el cumplimiento de toda directiva que tanto ellos como sus comunidades hayan establecido y contribuir también al tan importante actual proceso de educación. Les reitero que las presentes son meras sugerencias, como una posibilidad de comenzar a trabajar juntos en este tema tan trascendental de los derechos sobre las aguas. Mel Krieger La navegación es una forma de acceso fácil y obvio a nuestras aguas legalmente públicas, pero yo sugeriría algunos límites. Por ejemplo, los ríos más pequeños, como el Quillén y el Quilquihue, estarían sobrecargados con botes, gomones de rafting, kayaks, etc. Parecería más lógico que todo tipo de navegación se limite a las mayores expansiones de agua, como el Collón Curá o el Aluminé. Incluso podría haber épocas en las que se restrinja la cantidad de botes, una política que ya se ha implementado en algunos ríos de los Estados Unidos. La población en general y los guías independientes deben respetar las necesidades de los propietarios de las tierras aledañas al agua, ya sea mediante el pago de un arancel para acceder a esas áreas, el respeto de la privacidad o lo que se requiera. Esto también se debería aplicar a los lodges que no están relacionados con los propietarios de las tierras. Es una concesión importante, ya que los propietarios tienen derecho a controlar las servidumbres de paso. Los propietarios de tierras, especialmente los de las grandes estancias, deberían también asumir compromisos y permitir el paso a otros. Así se ha hecho en Europa y en ríos de la Argentina como el Río Grande. Quizá se puede considerar permitir el paso a otras personas un día a la semana. Los lodges tienen, en general, un día de recambio a la semana, cuando se va un grupo y llega otro, un buen día para posibilitar el acceso público; o, tal vez, permitir el acceso a un sector del río solamente, como se permite en los piletones bajos del Río Grande en Tierra del Fuego. Otra posibilidad es que un club de pesca local regule y controle ese acceso restringido, a cambio de un arancel mínimo. Me encantaría ver a los guías de pesca profesionales tener actitudes de cortesía hacia otros pescadores, ayudarlos a elegir las moscas y los mejores lugares e incluso ofrecerles la posibilidad de ser los primeros en elegir un sector en el agua. Sería un gran avance para descomprimir las tensiones que normalmente existen entre los pescadores profesionales y los lugareños. Sólo espero que todos estos sectores con intereses contrapuestos se pongan de acuerdo en ciertos compromisos. Si se empieza con eso, se puede establecer un comité conformado por una o más personas de cada grupo y que se reuniera una o dos veces al año para resolver los posibles conflictos y realizar los ajustes necesarios a las normas vigentes. Los acuerdos son entidades vivientes que deben adaptarse. Sería lógico que sea la comunidad la que organiza y administra estas reuniones y que los organismos del Gobierno colaboraran en todas las etapas de este acuerdo y en el programa de los derechos sobre las aguas. La pesca deportiva atrae una cantidad significativa de turistas y dinero a la Argentina y ofrece a sus ciudadanos una valiosa actividad recreativa. DEBEMOS trabajar juntos para presentar al mundo y a nuestros propios ciudadanos un espíritu de cooperación y buena voluntad, sin el cual ¡¡TODOS PERDEMOS!!
Gracias, Mel Krieger Discurso de Mel Krieger a los pescadores de la provincia de Neuquén. 15 de abril de 2006.
interpatagonia.com®
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